jueves, 29 de septiembre de 2011

Un mundo asustado

Tras sucesivos encuentros entre los gobernantes de los países de la zona euro y los de Estados Unidos, en los que se mostraron opiniones divergentes sobre lo que debe hacerse para evitar que la crisis de deuda soberana y la parálisis estadunidense lleven al mundo otra vez a la recesión, Obama declaró que la crisis fiscal europea está asustando al mundo. Reconoció que los gobernantes europeos intentan tomar decisiones responsables, pero no están siendo todo lo rápidos que deberían.
 
La respuesta de los europeos ha sido inmediata, repitiendo los señalamientos que habían hecho luego de la intervención de Geithner, secretario del Tesoro de Estados Unidos, en la reunión de los Ministros de Finanzas de la Unión Europea. Dramatizando han respondido diciendo que los desempleados griegos o los trabajadores irlandeses no fueron los que causaron la caída de Lehman Brothers, lo que es cierto. Pero lo relevante en este momento de la crisis no es quien la originó, sino cómo se resuelven los problemas que se enfrentan.

El fondo de la divergencia entre el gobierno estadunidense y los gobiernos de la zona euro es sobre la tarea central para evitar la recesión. Obama sostiene que lo fundamental es atender una urgencia social básica: regresar al trabajo a los millones de desempleados. Los europeos sostienen que, en cambio, lo central es que los países miembros del euro cumplan en el mediano plazo con los requerimientos de Maastricht: déficit fiscal equivalente al tres por ciento del PIB y deuda pública máxima del 60 por ciento del PIB.

Estas diferentes prioridades se traducen en distintas políticas. La administración Obama intenta poner en marcha programas fiscales que estimulen la creación de empleo, lo que rechaza la bancada republicana cuyas posiciones se acercan a las de los gobernantes de la zona euro. Para lograr que estos programas funcionen requieren que otros países los apliquen. De allí su insistencia a los europeos. Los gobiernos de la Unión Europea están instrumentando severos planes de austeridad en los países de la Unión. Lo cierto es que la incapacidad para acordar políticas coordinadas, como las que se lograron en noviembre de 2008 entre los países miembros del G-20, ha conducido a que la recuperación se detenga.

Tras estas diferencias políticas hay visiones económicas encontradas sobre el funcionamiento económico. La crisis es, por supuesto, el resultado de malas decisiones económicas, de incompetencia e ignorancia, pero es también el fracaso intelectual de las ideas que han dominado la profesión económica durante los últimos treinta años. Sin embargo, estas ideas siguen ejerciendo su predominio en el mundo. La visión de los halcones del déficit fiscal esta sostenida en la ortodoxia neoclásica, en las premisas centrales que promovieron un funcionamiento económico que condujo precisamente a la primera gran crisis económica del siglo XXI. 

Son estas ideas las que provocaron decenas de millones de desempleados en el mundo entero. Son estas ideas las que han llevado a la indignación a cientos de miles de jóvenes que no encuentran trabajo, ni lo encontrarán en los próximos años. Son estas ideas las que tiene a la economía mundial cada vez más cerca de un colapso que, como lo advirtiera la nueva directora gerente del FMI, no podrá ser enfrentado con las medidas que tomaron los gobiernos en 2008 y 2009.

En efecto el mundo está asustado. Lo está porque, como dijera hace unas semanas el presidente alemán Wulff, los políticos tienen que dejar de actuar frenéticamente en respuesta a cada caída de los mercados de valores. Deben dejar de sentirse dependientes de las alarmas de los banqueros, de las agencias calificadoras y de los erráticos medios. Deben formular políticas para el bien común y mostrar coraje para enfrentar el conflicto con intereses individuales.

El mundo esta asustado porque se están eliminando bienes públicos fundamentales, que protegían a los más débiles, para beneficiar los intereses de los poderosos. Es momento de detener los excesos del capitalismo y defender el estado del bienestar, como lo señaló ayer E. Milliband, líder del partido laborista inglés. Es momento de perder el miedo y actuar solidariamente.

Orlando Delgado Selley
La Jornada

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Desarrollo. Urge incluir perspectiva de género

WASHINGTON, 24 sep (IPS) - Las reuniones anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) finalizarán este domingo en Washington tras haber colocado los asuntos de género en el centro del debate sobre el desarrollo.
La campaña "Piensa en Equidad" fue el sello distintivo de las reuniones de este año.

Además, "acabamos de divulgar el ‘Informe sobre el Desarrollo Mundial 2012: Igualdad de Género y Desarrollo’, que demuestra que llegar a la igualdad para las mujeres no es solamente lo correcto. También es economía inteligente", dijo el presidente del Grupo del Banco Mundial, Robert Zoellick, en una conferencia de prensa.

"Las mujeres son el próximo gran mercado emergente. ¿Cómo puede el mundo llegar a su pleno potencial de crecimiento si no avanza en las perspectivas, energías y contribuciones de la mitad de la población mundial: las mujeres y las niñas?", preguntó.

"Casi cuatro millones de niñas y mujeres en países en desarrollo ‘desaparecen’ cada año. Eso es como perder una ciudad de Los Ángeles, una Johannesburgo, una Yokohama", señaló.

Pero aunque el "Informe sobre el Desarrollo Mundial 2012" fue aplaudido por sus esfuerzos, muchos expertos, particularmente los que trabajaron con la sociedad civil contra los impactos del desarrollo neoliberal, concluyeron que el informe ofrece demasiado poco y llega demasiado tarde.

Por ejemplo, "¿por qué el Banco solamente nos alienta a nosotros a ‘pensar en equidad’? Por qué no nos pide que ‘actuemos con equidad’ también?", le preguntó Bunker Roy, fundador del Barefoot College, a Jeni Klugman, del Banco Mundial, en una mesa redonda celebrada esta semana.

El Informe y los derechos reproductivos

"El "Informe sobre el Desarrollo Mundial 2012: Igualdad de Género y Desarrollo" subraya la salud de las mujeres durante sus años reproductivos como una prioridad clave", dijo a IPS Merrell Tuck-Primdahl, encargada de comunicaciones en el Banco.

"Este asunto vital es cubierto como parte de las principales causas de la excesiva mortalidad femenina en regiones como África subsahariana, y se relaciona con las voces de las mujeres dentro del hogar y con la capacidad de controlar y decidir la cantidad de hijos y el espaciamiento entre ellos a lo largo de su vida", agregó.

"Institucionalmente, el Banco Mundial es líder en salud reproductiva, y en 2010 lanzamos un nuevo Plan de Acción sobre Salud Reproductiva", dijo Tuck-Primdahl.

"Actualmente implementamos ese plan quinquenal para ayudar a los países a mejorar sus resultados en materia de salud reproductiva", concluyó.

Sin embargo, Elizabeth Arend, coordinadora de programas de Gender Action, una organización con sede en Washington, dijo a IPS que "el Banco no ve a la salud reproductiva como un derecho humano, sino como una necesidad para maximizar la actividad económica de las mujeres".

"Si las mujeres están sanas son más productivas económicamente. Esta es la motivación que está detrás del objetivo de ‘salud femenina’ del Banco", sostuvo.

Según Arend, esto significa centrarse solamente en tres cuestiones: la fertilidad femenina a través de la promoción de métodos anticonceptivos, la morbilidad materna por paludismo y VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) y mortalidad materna.

"Las mujeres de todo el mundo sufren también las consecuencias psicológicas de la violencia sexual, a la que se le da muy poca atención o financiamiento. De hecho, el Banco tiene apenas cuatro proyectos activos en todo el mundo para abordar la violencia de género, lo que totaliza apenas 12,5 millones de dólares. Esto es 0,02 por ciento del presupuesto anual 2010 del Banco", agregó.

Esto "sugiere que es altamente improbable que el Informe tenga algún impacto en las políticas o inversiones de género del Banco, dado que sus inversiones en ‘género e inclusión social’ en realidad se redujeron en los últimos años, pasando de seis por ciento en el presupuesto anual 2006 a dos por ciento en 2010", dijo Arend a IPS.

Retórica versus inversiones

Otros representantes de la sociedad civil aprovechan la oportunidad para identificar el conflicto de intereses cada vez más pronunciado entre las investigaciones del Banco y sus inversiones.

El Banco "y sus inversores a menudo consienten las tendencias patriarcales de ciertas comunidades donde se implementan sus proyectos", especialmente los extractivos, dijo Betty Abah, de Amigos de la Tierra, en un panel sobre los impactos destructivos del oleoducto Chad-Camerún, financiado por el Banco Mundial, sobre las mujeres de la región.

"Ocurre demasiado a menudo que el Banco no consulta a las mujeres locales, lo que les roba su voz y permite terribles desequilibrios en la comunidad", agregó.

El ducto, que es propiedad de Exxon/Mobil, Petronas Malasia y Chevron, costó 6.700 millones de dólares y transporta crudo desde los pozos petroleros de Chad hasta la costa de Camerún. Fue posible gracias a préstamos del Banco Mundial por 337,6 millones de dólares, justificados por la promesa de que el proyecto impulsaría la economía local y sacaría de la pobreza a miles de habitantes de Chad.

Pero según un informe de Gender Action y Amigos de la Tierra que se difundirá la semana próxima, la cañería no solamente no creó un mercado laboral, sino que en realidad hizo estragos entre las mujeres de ambos países.

La investigación concluye que las mujeres fueron sistemáticamente excluidas de las consultas y de los procesos de compensación, así como que se las empujó a la informalidad cuando sus tierras y medios tradicionales de sustento fueron devorados por esa obra de infraestructura.

Los corredores para el transporte de crudo se convirtieron en caldos de cultivo para el VIH/sida. Una enorme demanda de prostitutas, aparejada con la pérdida de trabajos en la comunidad, hizo que decenas de mujeres quedaran en posiciones sociales vulnerables, según el informe.

Aguas contaminadas con petróleo obligaron a las pescadoras a abandonar su trabajo e hicieron aumentar los nacimientos de niños muertos, la infertilidad y las enfermedades respiratorias. Los derrames de crudo y la contaminación sonora devastaron la ecología local, creando una dinámica peligrosa y precaria en la comunidad, señala.

"Tengo muy poca fe en que el "Informe sobre el Desarrollo Mundial 2012: Igualdad de Género y Desarrollo" cambie las políticas", dijo a IPS la presidenta de Gender Action, Elaine Zuckerman.

"Después de todo, las inversiones del Banco hablan más fuerte que su retórica", añadió.

* Con aportes de Rosemary D'Amour.(FIN/2011)
Kanya D'Almeida
IPS

lunes, 26 de septiembre de 2011

Tres bancos en paraísos fiscales sustentan el ‘spam’ farmacéutico

El análisis de la cadena de valor de este negocio llevado a cabo desde las universidades de California-Berkeley y Budapest sugiere que un acuerdo internacional con los intermediarios de pago supondría el fin del correo basura. 

El spam, anglicismo con que se denomina el correo electrónico comercial no solicitado, podría tener sus días contados si existiera la voluntad política necesaria para terminar con él. Al menos esto es lo que demuestra un reciente estudio realizado por las universidades de California- Berkeley y Budapest, del que se deduce una solución técnicamente viable.

En el documento se analiza su modelo de negocio y se establece la cadena de valor que desarrolla, desde el envío de la publicidad abusiva hasta la recepción del producto, pasando lógicamente por su producción y el pago del mismo. De este modo se ha localizado el eslabón débil de este lucrativo negocio: tres únicos bancos controlan el flujo del 95% del spam farmacéutico, lo que supone la gran mayoría del mismo. Por lo tanto, un acuerdo internacional para su bloqueo con los intermediarios de pago, como Visa o Mastercard, podría ofrecer una solución definitiva.

Así, se podría confeccionar una lista de los bancos que llevan a cabo estas operaciones y desarrollar una legislación que impidiese aceptar operaciones desde los mismos a los emisores de tarjetas de crédito. Sin embargo, resulta difícil hacer frente al spam en un escenario económico como el actual, marcado por la desregulación del sistema financiero mundial. La estrategia empresarial de quienes se enriquecen con este negocio nacido al calor de internet no puede estar más adaptada al capitalismo globalizado. En pocas palabras, podemos decir que consiste en encontrar el país con la legislación más permisiva para cada fase del proceso. Así, dado que su objetivo son básicamente versiones de conocidos medicamentos como Viagra, se buscan lugares cuya legislación permita evitar problemas de propiedad intelectual tanto en su fabricación como en el alojamiento de su web. Hablamos de países como Rusia, China o Brasil.

Paraísos fiscales y ‘spam’
Del mismo modo, se utilizan los centros financieros offshore (comúnmente conocidos por paraísos fiscales) para realizar el cobro y escapar así a los controles de todo tipo que pudiera haber en el país donde se encuentra el comprador. Por supuesto, el envío por correo no supone ningún problema. Además, se cuenta con que la actividad no será perseguida en la práctica a menos que exista una denuncia por parte de un comprador que pueda sentirse estafado.

Juan Hernández Vigueras, experto en paraísos fiscales y miembro el Consejo Científico de ATTAC, no muestra su sorpresa ante dicho modelo de negocio. “El marco general de la ideología del libre mercado, que aboga por la no intervención, trae consigo estas prácticas desleales que, sin embargo, son permitidas en la práctica”, explica. Preguntado acerca de la posible solución, duda sobre la voluntad política de llevarla a cabo: “EE UU ya intentó controlar la financiación terrorista tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, con la protesta formal de Bélgica y finalmente sin resultados”.

Se refiere al programa secreto de espionaje de transferencias bancarias que la CIA llevó a cabo en colaboración con Swift, la empresa que gestiona los pagos electrónicos. Tras destapar la noticia The New York Times, se produjo su interrupción debido a la reacción del Gobierno belga, donde tiene su sede. Sin embargo, la UE finalmente se mostró dispuesta a cooperar y en noviembre pasado se firmó un acuerdo que otorgaba a Washington la cobertura legal necesaria para investigar en ciertos casos a sus propios ciudadanos y residentes. Este hecho demuestra hasta dónde se puede llegar cuando hay voluntad política. En todo caso, prosigue Juan H. Vigueras, “habría que reformar el tratado de la UE, puesto que prohíbe las restricciones en cuanto a tráfico de capitales a terceros países, no solo entre Estados miembros”.

Por su lado, David Talbot especula en la web Tech Review (technologyreview. es) sobre la posibilidad de que las empresas farmacéuticas cuya propiedad intelectual estaría siendo escamoteada (esta vez con fines poco éticos que nada tienen que ver con un sistema sanitario de acceso universal) puedan emprender acciones como las llevadas a cabo contra la fabricación de genéricos en India o Brasil. En última instancia, hay que recordar que el spam, además de las molestias personales y los problemas técnicos que ocasiona en las redes, supone una serie de violaciones de las leyes de protección de datos. En todo caso, el citado estudio demuestra la sobrada rentabilidad de un negocio que explota al máximo las posibilidades del actual flujo instantáneo de capitales.

LOS DOMINIOS DEL SPAM
LAS ENTIDADES IMPLICADAS
Los bancos son Mauricio, Anguila, St. Kitts & Nevis. Esta última entidad es el domicilio caribeño de una empresa clave de la trama Gürtel.

TPV VIRTUALES
Las empresas de spam, radicadas en Rusia, China o Brasil, contratan en bancos de paraísos fiscales terminales de pago virtual (TPV) para realizar los cobros.

Marc Pastor i Sanz
Diagonal

A Washington weekend

La crisis mayor que vivimos es la de la responsabilidad pública de gobernantes, aspirantes y vigilantes. Flagrante lo es en Estados Unidos, cuya política democrática se ha convertido en rehén de una falange de irracionalistas para quienes las consecuencias de sus actos de sabotaje no tienen la mayor importancia.
 
También es evidente, hasta festiva, la que cruza el continente europeo, cuyos bancos se niegan a reconocer sus enormes fallas geológicas, fruto en gran medida de su incursión furtiva en la feria de los valores tóxicos comandada por la finanza anglosajona pero entusiastamente compartida por alemanes, franceses y hasta españoles, mientras sus dirigentes prefieren ver hacia otro lado u oficiar de oráculos empecinados de la tragedia griega. Lo que se incorpora a este panorama para volverlo tétrico es la cercana probabilidad de un nuevo giro recesivo del que no puedan zafarse ni los orgullosos y generosos BRICS, que ahora ofrecen ayuda financiera para que la vieja Europa salga de sus inmediatas penurias.

Este es el panorama que habrán sobrevolado los expertos y sus jefes de la alta finanza que este fin de semana acudieron a Washington a la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Poco habrá salido de sus sesudas lucubraciones, abrumadas por un sentido de responsabilidad que nadie sabe ya conjugar, y menos aún habrá surgido como esperanza para las economías que, como la nuestra, cargan sin alivio la losa del estancamiento estabilizador, decretado por la Secretaría de Hacienda cuando aún la habitaban hacendarios y convertido en religión nada secular cuando llegaron a ella los enviados del converso don Felipe.

El mundo al revés, podría decir un optimista, cuando los patos le tiran a las escopetas y se pone de relieve el porcentaje creciente en que los recursos de China o Corea, Japón y hasta México, desembocan en el financiamiento del déficit estadunidense. Se trata, sin embargo, de un optimismo infundado que festeja tendencias globales y esquivas que no se han vuelto realidades también globales.

Ni China e India juntas, alegradas por la samba o el ritmo profundo de África del Sur, pueden relevar hoy a Estados Unidos y la Unión Europea como fuentes primordiales de la demanda mundial de las mercancías que mueven y conmueven el consumo planetario, cósmico diría Fajnzylver. Éstas son producidas en escala creciente por Asia, o México, pero todavía consumidas en mayor medida por las naciones cuya decadencia puede profetizarse y detectarse a partir de lo que hoy ocurre pero no darse por concluida ni desplegada en un horizonte temporal atendible.

La socialdemocracia, a su vez, puede haber oído de nuevo cantar sus responsos, pero hasta la fecha no aparece una alternativa en condiciones de articular una o unas nuevas economías-mundo junto con novedosos formatos institucionales y políticos capaces de articular y mediar el conflicto social. Sin esto no será posible darle al conjunto del sistema capitalista y a sus componentes nacionales el mínimo de estabilidad necesario para que la inversión vuelva a fluir y la incertidumbre se convierta en riesgo que los mercados puedan medir y valorar.

La ironía histórica central del capitalismo hasta ahora ha sido que su crecimiento resulta de y produce desigualdad e inestabilidad, pero que su sostenibilidad depende de la estabilidad que la política, desde fuera de la economía, pueda proveerle. Digo que hasta ahora porque el mundo podría haber entrado en un largo callejón donde los desequilibrios y desigualdades no produzcan crecimiento y la estabilidad económica y financiera dependa del estancamiento productivo mientras que la política, al inspirarse neciamente en el equilibrio fiscal a toda costa y costo, contribuya a ese estancamiento que no puede redundar sino en mayores desequilibrios fiscales y financieros. Un círculo infernal, más que vicioso.

Cómo salir de este embrollo se ha probado más difícil que agravarlo, a pesar de que la evidencia contra la austeridad se multiplica precisamente donde reinan sus campeones y dulcineas, en Alemania y el Reino Unido, para no hablar del salvaje oeste en que se ha convertido la tierra de Obama. De aquí la renovada actualidad de las visiones decadentistas.

Las decadencias de Occidente fueron celebradas por las hordas nazis y sus profetas, pero también por quienes se veían a sí mismos como los heraldos de un nuevo mundo libre de injusticia y hambre. No ocurrió así y lo que vivió el mundo fue una edad de oro capitalista durante los gloriosos 30 años de la segunda posguerra, cuando se combinaron virtuosamente desequilibrio con dinamismo económico, estabilidad política con progreso social.

Luego todo cambió: llegaron los comandantes de la revolución neoliberal vestidos de buenos y sensatos conservadores y las consignas de la señora Thatcher se volvieron conseja universal: no hay tal cosa como una sociedad y no hay alternativa. Y pronto, la revolución enseñó su dialéctica envenenada y destructiva hasta que en 2009 se volvió huracán global sin refugio duradero para nadie.

Aquí estamos de vuelta de ninguna parte. La recuperación no duró y el cielo se nubla con las horas. El gobierno económico mundial que quieren recetarnos Gordon Brown, Zedillo y González no puede asentarse en formas de gobierno antidemocráticas y no representativas como las del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y resulta difícil imaginar una recomposición sostenida de un orden económico en realidad inexistente, o colapsado.

Por su parte, las masas de Medio Oriente y Lejano Oriente reclaman reconocimientos mínimos, mientras los jóvenes europeos se indignan, pero la ONU y sus derivadas no parecen capaces de darle curso pronto a sus proclamas universalistas. Más que al revés, el mundo de ayer se nos hunde sin que se asome el que deberíamos tener hoy para mañana.

Feliz fin de semana para los habitues de la reunión ritual conjunta de los organismos de Bretton Woods. No hay por qué preocuparse: el jueves negro de ayer no se repetirá, porque vienen el lunes y el martes.

Rolando Cordera Campos
La Jornada

domingo, 25 de septiembre de 2011

Crisis de empleo: cambiar el rumbo

En el marco de la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, el director general de la Organización Internacional del Trabajo, Juan Somavía, advirtió ayer que el desempleo afecta actualmente a 200 millones de personas en el mundo, a pesar de que entre finales de 2010 y principios de este año la economía del planeta atravesó por un periodo de relativo crecimiento, con el consecuente impacto positivo en la generación de plazas laborales. Adicionalmente, ante los barruntos de recesión que se manifiestan en la hora presente, el funcionario advirtió que puede ser un serio error interpretar los momentos críticos que vivimos como si se tratara sólo de una crisis de confianza en los mercados financieros.
 
Es ilusorio pensar que el actual ciclo de desaceleración económica pueda ser fácilmente superado en una circunstancia en la que el desempleo afecta al equivalente de dos veces la población de nuestro país. Por el contrario, el alza en los niveles de desocupación está asociada con un ensanchamiento de los sectores informales de la economía, con una mayor inseguridad laboral y abatimiento de los salarios para quienes mantienen sus puestos de trabajo; con la disminución de los niveles de consumo y, en suma, con la agudización de las crisis.

Ahora bien, y habida cuenta de que el déficit de plazas de trabajo persiste aun en los periodos de relativa bonanza económica, es inevitable suponer que la economía planetaria enfrenta algo más que una simple contracción coyuntural del mercado laboral. Antes al contrario, da la impresión de que el mundo se encamina a una pérdida estructural de puestos de trabajo relacionada, ciertamente, a la automatización de procesos que se ha vivido en distintas ramas de la economía, pero también a otros rasgos autodestructivos del modelo rentista, especulador y voraz que prevalece en el mundo.

En efecto, en la lógica del precepto neoliberal de la máxima rentabilidad, el desempleo y el subempleo son vistos como formas para lograr al abaratamiento de los salarios, en la medida en que multiplican la oferta laboral disponible. En países como el nuestro, por añadidura, la devaluación del trabajo se ha realizado, desde el poder público, por la vía de las políticas de contención salarial, instrumentadas con el argumento de combatir la inflación, y mediante una deliberada falta de inversiones gubernamentales suficientes en enseñanza y capacitación. Este círculo vicioso ha resultado catastrófico para la mayoría de la población, la cual debe ajustar sus mejores expectativas a la obtención de ocupaciones mal remuneradas; ha hundido en la desesperanza a millones de personas en edad productiva en todo el mundo y, en contraparte, ha permitido a diversas corporaciones e individuos incrementar sus fortunas y su poder fáctico.

Tal perspectiva es desoladora no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde la óptica de una gobernabilidad amenazada por el desencanto y la desesperanza masivos. Así ha quedado de manifiesto con los estallidos de movilizaciones sociales en Europa y el mundo árabe, los cuales, más allá de las especificidades políticas, sociales y culturales, han tenido como denominador común la frustración popular hacia los estragos de la globalización económica, la carestía y el desempleo.

La carencia de puestos de trabajo es, pues, un tema muy complicado como para dejar su solución a merced de los vaivenes del mercado: en cambio, se requiere de un gran consenso mundial que conlleve a la reformulación del modelo económico vigente que redirija las prioridades al beneficio del principal actor de la economía mundial: la población. Si hasta ahora no se ha escatimado en destinar cifras millonarias de recursos públicos para rescatar al sector financiero –con resultados más que cuestionables, por cierto–, lo menos que puede esperarse es que se haga otro tanto para beneficiar a la gente.

Editorial
La Jornada
http://www.jornada.unam.mx/2011/09/25/edito

jueves, 22 de septiembre de 2011

El gobierno mundial y el imperativo de la "desmundialización"

La desmundialización es, por el contrario, deshacer lo que ha venido imponiendo el neoliberalismo capitalista: el ilimitado crecimiento de las ganancias, la flexibilización laboral, el incremento de la especulación, los programas de ajuste presupuestario, el establecimiento de un poder económico financiero como hábil titiritero de la autoridad política, la idolatría de los mercados y las agencias de riesgo de modo que “si la mundialización es la disolución de las soberanías por la mercantilización de todo, desmundializar es repolitizar.” 

Desde su creación, hace ya más de medio siglo, en el Hotel Bilderberg de la pequeña ciudad de Oosterbeek, en los Países Bajos, la conformación y las deliberaciones de los miembros del llamado Club Bildenberg han permanecido dentro de la más estricta reserva. Entre los asistentes a sus reuniones que suelen ser anuales y celebrarse desde entonces en diferentes partes del mundo se encuentran banqueros, expertos en defensa, ministros y primeros ministros, reyes y reinas, financistas internacionales y líderes políticos del mundo occidental, en un número estimado de 130 asiduos concurrentes. 

Merecen citarse algunos de sus nombres porque su grado de influencia en la toma de decisiones a nivel mundial es sin duda considerable: Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Peter Sutherland, que fuera presidente de Goldman Sachs, Bill Gates, Henry Kissinger o David Rockefeller, por mencionar solo unos pocos, y aunque se descarten teorías de la conspiración no parece imaginable que estos poderosos caballeros y equivalentes damas se reúnan periódicamente solo para comentar la película de moda o el último campeonato de fútbol, de béisbol o de tenis o los últimos chismes del corazón de las estrellas de la jet set internacional. 

Denis Healey, uno de los fundadores y miembro del comité directivo de ese selecto club durante más de 30 años, sostenía en 2001: "Decir que estamos luchando por un gobierno mundial es exagerado, pero no completamente desacertado. Nosotros en Bilderberg sentimos que no podemos seguir luchando para siempre unos contra otros por nada y matando gente y dejando gente sin hogar”. ¡Realmente conmovedor! Unos 25 años antes en 1973 fueron creados, por iniciativa de David Rockefeller e integrados también por destacadas personalidades de la economía y los negocios del mundo capitalista, la Trilateral Commission y el Council of Foreign Relations, destinados a fomentar la cooperación entre los Estados Unidos, Europa y Japón. 

No es necesario apelar a la idea de conspiración ni ser demasiado imaginativo para descubrir que los objetivos de estas organizaciones, como por otra parte ellas mismas declaran sin tapujos, es tratar de mantener el mayor control posible sobre la producción, las finanzas y el comercio internacionales reuniendo, en síntesis, en pocas manos la suma del poder mundial.

Casi contemporáneamente a la formación del Club Bilderberg, en una conferencia celebrada en 1944 en Bretton Woods, EE.UU., surgió la idea de crear el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el que se hallan teóricamente representados 187 países pero en el que cada país tiene en su directorio de 24 miembros un determinado poder de voto de acuerdo con su economía, lo que les otorga a los más poderosos como los EE.UU. un privilegiado poder de veto.

Su objetivo declarado es “asegurar la estabilidad del sistema monetario internacional o mejor dicho el sistema de pagos internacionales y los tipos de cambio” con el objeto de fomentar un crecimiento económico sostenible, mejorar los niveles de vida y reducir la pobreza”, pero transcurridos casi 70 años desde su creación cabe preguntarse si sus sucesivos dirigentes, hasta el recientemente cuestionado violador Strauss Khan, sus funcionarios y sus técnicos han sido elegidos entre los más incompetentes del planeta o existen otras razones para que los resultados obtenidos sean para la mayor parte de esos 187 países absolutamente opuestos.

Planteada la pregunta también podemos hacérnosla con respecto al Banco Mundial (BM), creado en 1945 sobre la base del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), cuyo propósito inicial fue como en el caso anterior “reducir la pobreza en los países en vías de desarrollo y de mediano ingreso brindándoles asesoría financiera en materia de gestión económica” igual y posteriormente reiterado para el Banco Mundial que por el contrario se ha convertido en el mayor sistema de usura que hasta el momento haya conocido la humanidad. Existen entre estos tres organismos de la macroeconomía mundial demasiados parecidos y semejanzas tanto en sus propósitos fundacionales como en sus resultados de modo que estas sugestivas coincidencias no podrían atribuirse de buena fe a un simple fracaso funcional, sino a una segura estrategia de sometimiento que permita mantener, como dije anteriormente, en pocas manos o mejor dicho en pocos cerebros la suma del poder mundial.

Otras organizaciones de diferente carácter pero con fines coadyuvantes completarían este escenario. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), creada en 1960, ya no incluye a todos los países del orbe sino solo a los más ricos y desarrollados, 34 estados en suma que en conjunto reúnen el 80% del PBI mundial y entre cuyos fines figuran “maximizar su crecimiento económico y coayudar a su desarrollo” con el pequeño agregado de “y al de los países no miembros”, ¡Otro objetivo igualmente conmovedor! La OMC (Organización Mundial del Comercio) mucho más joven aún, fundada en 1995, objeto cuatro años más tarde en 1999 de una de las mayores manifestaciones internacionales en su contra en Seattle (EE.UU) constituye el más importante foro de negociaciones comerciales multilaterales que junto con el FMI y el BM se “esmeran” en la búsqueda de “una mayor coherencia entre las políticas económicas y las transacciones comerciales a escala mundial”, un organismo que por otra parte ha sido y sigue siendo uno de los más criticados por la falta de transparencia en las negociaciones que le competen.
Y cómo omitir a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) brazo armado de los poderosos de la tierra, cuya hazaña más reciente ha sido bombardear al pueblo libio. Creada en 1948 por signatarios de 11 países europeos más los EE.UU. es fundamentalmente una estructura militar en la que como ya en lo señalara el general De Gaulle en 1958, los EE.UU. tuvieron desde el principio y siguen manteniendo un papel hegemónico contando así, entre otras cosas, con un permanente e importante destino para la producción de su maquinaria bélica industrial. 

Es menester realizar también una breve referencia a la Organización de las Naciones Unidas que aunque de carácter un poco más diversificado no deja de contribuir con un espectro de organismos que, a la manera de lo que suele suceder en los países neoliberales, revisten una menor importancia relativa. De modo que la UNESCO, (para la educación, la ciencia y la cultura) la FAO (para la agricultura y la alimentación) la OMS (para la salud) y alguna otra rama tal vez menos importante configuran una réplica de aquellas áreas de gobierno que en el nivel de las naciones suelen considerarse servicios sociales y carecer por lo tanto de la envergadura que en esos mismos países adquieren los ministerios de economía, de finanzas, de comercio o los bancos centrales.

No se trata ciertamente de un Gobierno Mundial pero no solo se parece bastante, sino que como se ha venido detallando se está preparando para serlo desde hace ya más de medio siglo. Un gobierno mundial encabezado por un organismo casi invisible, el Club Bilderberg, y una serie de proto-ministerios fundamentalmente orientados al manejo económico y al aprovechamiento ilimitado de los recursos renovables y no renovables del planeta y en lo posible a eliminar a grandes sectores de población considerada en sus planes como excedentaria. Un gobierno mundial diseñado a la medida del neoliberalismo que como dice Bernard Cassen “ha definido el territorio de sus intervenciones a todo el planeta, sin fronteras de ningún tipo.”

El sentido de la mundialización se orientó hacia la imposición de determinadas exigencias como la privatización de los servicios públicos, las desregulaciones laborales, la libre circulación de mercancías y de capitales y finalmente a la instalación del dominio económico y político de las grandes empresas transnacionales. Una mundialización que con un sentido diametralmente opuesto fue acogida con beneplácito en los Foros Sociales Mundiales, es decir no ya con el sentido pretendido por la globalización (otro de sus nombres) económica sino con el de una mundialización cuyo principal denominador debía ser el acceso universal a los derechos ciudadanos. Sin embargo el nuevo paradigma de la des-mundialización, no contradice este último objetivo sino que trata de fortalecer aquellos campos de acción de nivel nacional donde todavía es posible recuperar el manejo de los resortes económico-financieros que la mundialización neoliberal como un enorme monstruo multicéfalo ha venido usurpando a los países del orbe y cuyos tres motores, cito nuevamente a Cassen: "son la libertad de circulación de capitales, la libre inversión y el libre comercio de bienes y de mercancías(…) tres motores que es necesario atrapar y someter al control democrático” y por lo tanto impostergable objeto de una verdadera desmundialización.
De otro modo el avance de las estructuras de poder de la que forman parte las organizaciones anteriormente descritas, seguirá consolidándose y comprometiendo peligrosamente el futuro de la humanidad. La aspiración a establecer un gobierno mundial no es una fantasía trasnochada. Hace muchas décadas que los gobiernos de los Estados-naciones se ven solapada o abiertamente sometidos a ese poder planetario que escapa al control democrático, que se apoya en esa pléyade de organizaciones someramente mencionadas y que los subordina al dominio casi invisible de un conjunto de personalidades, algunas hasta desconocidas por la opinión pública, que anualmente se reúnen en una especie de exclusivo “brain storming” en el famoso Foro Económico Mundial de Davos en Suiza. 

La desmundialización es, por el contrario, deshacer lo que ha venido imponiendo el neoliberalismo capitalista: el ilimitado crecimiento de las ganancias, la flexibilización laboral, el incremento de la especulación, los programas de ajuste presupuestario, el establecimiento de un poder económico financiero como hábil titiritero de la autoridad política, la idolatría de los mercados y las agencias de riesgo de modo que “si la mundialización es la disolución de las soberanías por la mercantilización de todo, desmundializar es repolitizar.” Y repolitizar no es generar nuevas estructuras de concentración de poder sino, a la inversa, devolver el poder a sus auténticos dueños a todos y a cada uno de los países que conforman la comunidad mundial.

Susana Merino. Attac
Rebelión

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Recuperación y destrucción del neoliberalismo

La maquinaria institucional e ideológica heredada de 30 años de neoliberalismo no está ahí por nada: sus objetivos son el retroceso político y mantener vivos los viejos dogmas. Esto se logra imponiendo una narrativa dominante sobre los orígenes y naturaleza de la crisis que impida pensar en caminos alternativos.
 
La historia que cuenta el neoliberalismo sobre su propia crisis comienza con el estallido de la burbuja en el sector inmobiliario y la diseminación de sus efectos por todo el sector financiero gracias a la bursatilización de activos tóxicos. Después viene el rescate y la recuperación. Pero esta historia es absurda porque no hay recuperación a la vista.

Lo notable es que esta narrativa termina con el principio de la pesadilla. Su culminación es el ¡retorno al neoliberalismo! Eso es absurdo: si algo sabemos es que el neoliberalismo ya no va a poder funcionar jamás. Un vistazo a la historia de las principales economías capitalistas durante los últimos tres decenios permite comprobarlo.

En los años 70 termina el periodo glorioso de acumulación rápida de capital y crecimiento del ingreso personal de los trabajadores. Ese lapso (1945-1975) se caracterizó por altas tasas de crecimiento, fuertes incrementos en productividad y fuerte inversión en capacidad productiva.

En los años 70 la tasa de ganancia se estancó y declinó durante varios años. No importa qué medida prefieran los lectores, y más allá de las polémicas sobre el significado de este movimiento en la tasa de ganancia, lo cierto es que se puede documentar sin dificultad esta declinación en la tasa de ganancia. Y a partir de ese hecho, todo cambió: para enfrentar esta caída en la rentabilidad el capital desencadenó una ofensiva de largo aliento en contra del trabajo.

El resultado de esta acometida fue el estancamiento de los salarios. El crecimiento en productividad que pudo mantenerse (y hasta acelerarse durante algunos periodos) no tuvo su contraparte en un incremento de los salarios. En la distribución de la renta, las ganancias se beneficiaron y el asalariado se llevó la peor parte. Esa redistribución mejoró las condiciones de rentabilidad en los años 1988-2002, con sus diferencias entre países y sectores.

El estancamiento en la rentabilidad durante los 70 también provocó una búsqueda de espacios de inversión financiera que pudiera darle la vuelta a ese mal necesario (como decía Marx) que es el circuito productivo. La expansión del sector financiero fue la consecuencia directa y los centros de poder a nivel nacional y supranacional se afanaron en eliminar las barreras a la circulación del capital financiero.

Uno de los rasgos más interesantes de la reproducción capitalista en los últimos decenios consiste en que mientras los salarios se estancaron, el nivel de consumo se mantuvo más o menos constante. ¿Cómo fue eso posible? La explicación se encuentra en la caída en la tasa de ahorro y en el crédito. Es decir, las familias aumentaron la parte de su ingreso que se destina al consumo y, por otra parte, incurrieron en un sobre endeudamiento crónico. El sector financiero ya las estaba esperando.

La desregulación y las innovaciones financieras hicieron bien su trabajo. La capitalización de títulos financieros, acciones y activos inmobiliarios, alimentó la ilusión de un aumento de riqueza virtual que pudo respaldar durante unos años el nivel de consumo de las clases medias. En Estados Unidos hasta tenemos el fenómeno de un segmento de la clase trabajadora que tuvo ingresos derivados de la rentabilidad del mercado accionario. Pero el sobre endeudamiento fue el mecanismo más importante para mantener el nivel de demanda agregada que necesita todo sistema capitalista.

En ese periodo (1980-2000) la inversión productiva mantenía tasas de crecimiento raquíticas. Es decir, la recuperación de la rentabilidad derivada de la ofensiva anti-laboral no se acompañó de un incremento en la capacidad productiva o en la introducción de una nueva plataforma tecnológica capaz de sostener una nueva fase de expansión. De las varias interpretaciones, la más cercana a la realidad se relaciona con un agotamiento de las oportunidades de inversión asociadas con altas tasas de beneficios.

Esto es lo que cierra el circuito de acumulación neoliberal en los espacios nacionales. En el plano internacional, la famosa globalización permitió poner a competir entre sí a la fuerza de trabajo de todo el mundo. Y eso se acompañó del desmantelamiento de una parte de la capacidad industrial estadunidense al transferir las multinacionales líneas completas de producción hacia China. El proceso culminó con la consagración de Estados Unidos como consumidor en última instancia a escala mundial.

En la actualidad no existen instancias internacionales capaces de marcar un nuevo derrotero. La guerra social al interior y entre espacios nacionales, así como los desequilibrios internacionales son la señal más clara: la única recuperación posible pasa por la destrucción del neoliberalismo.

Alejandro Nadal
La Jornada 


martes, 20 de septiembre de 2011

Ha llegado la hora de la "desmundialización"

Frente a un nuevo fenómeno, las palabras se apresuran a nombrarlo hasta que alguna de ellas termina por imponerse. Es lo que sucedió en francés con el término “altermundismo”. Entró en el campo político entre el 2001 y el 2002. Nombrando a la nebulosa mundial de organizaciones y de redes que poco a poco se fueron reconociendo en el eslogan de los Foros Sociales Mundiales “Otro mundo es posible” adoptado por la organización Attac (creada en junio de 1998) surgida de un artículo de Ignacio Ramonet en Le Monde diplomatique de mayo de 1998. Se halla íntimamente vinculada a momentos de alta visibilidad mediática como fueron los Foros, desde el realizado en Porto Alegre en 2001 y las grandes manifestaciones contra la OMC, el FMI, el Banco Mundial, etc. desde Seattle en diciembre de 1999. 

El “Altermundialismo” sucedió al “antimundialismo”, concretando el paso desde una posición de simple rechazo a la mundialización liberal a la proposición de políticas alternativas. Una manera de contradecir el famoso TINA (There is no alternative) de Margaret Thatcher. 

En enero de 2008, la revista Utopie critique y Mémoire des Luttes propusieron el concepto de “post-altermundismo” (2)  destinado a designar a las posibles articulaciones entre movimientos sociales, partidos y gobiernos progresistas en pos de objetivos precisos, como la lucha contra el cambio climático. La cumbre de Cochabamba, convocada por el presidente boliviano Evo Morales en 2010, constituye un buen ejemplo. El post-mundialismo no se opone al altermundismo: es solo una de sus posibles derivaciones. 

Un concepto nuevo y que molesta
Y he aquí que acaba de hacer irrupción en el léxico político francés un nuevo concepto aunque alineado sin embargo al anterior: el de “desmundialización”. Se ha desarrollado en por lo menos tres libros recientes: el de Georges Corm, “Le nouveau gouvernement du monde” (La découverte 2010), “ La démondialisation” (Seuil 2011) de Jacques Sapir y el de Armand de Montebourg “Votez pour la démondialisation” con prefacio de Emmanuel Todd (Flammarion 2011). Estos dos últimos autores remontan el concepto al filipino Walden Bello, figura señera de los Foros sociales mundiales en su libro titulado “Démondialisation: Ideas for a New World Economy” editado en 2002. También había sido propuesto ya por el autor de estas líneas en un artículo publicado en noviembre de 1996 publicado en “Manière de voir” , publicación bimestral de Le Monde diplomatique. En esa época todavía no había aterrizado en el debate público (3) . Las palabras también deben esperar a que les llegue su hora… y parece que la de desmundialización ha llegado. 

Por si quedaran dudas, solo es preciso ver las virulentas reacciones que este concepto a suscitado en sectores esperados ( los liberales superobedientes) pero también en otros en los que no se esperaba (algunos altermundistas de Attac). La razón en ambos casos es la misma: en la medida en que Arnaud Montebourg la convierte en voz de orden de la campaña de las “primarias” del Partido Socialista en relación con la designación de su candidato para el Elíseo, el tema de la desmundialización queda confinado a los debates de la izquierda crítica para instalarse en el panorama electoral y adquirir una legitimidad y una “respetabilidad” política que supera el círculo de los convencidos. 

Uno podría preguntarse si no es esa la razón por la cual, en una publicación del 6 de junio de 2011 del sitio de Mediapart titulada “Desmundialización y altermundismo son dos proyectos antagónicos”, nueve miembros del Consejo Científico de Attac – es decir las principales figuras de la dirección de la asociación han creído poder afirmar en tono polémico y sentencioso que la “desmundialización” es “un concepto superficial y simplista” Sin dudar, de paso, en poner en escena el torpe -y escandaloso– artificio de una pretendida convergencia con las tesis del Frente Nacional. 

Sin nombrarlos ni citarlos se apoyan, travistiéndolos, en las tesis de Jacques Sapir, Arnaud Montebourg y Emmanuel Todd. Lo que les valió la réplica de un nuevo interlocutor Fréderic Lordon: uno en el blog de Le Monde diplomatique “Quién tiene miedo a la desmundialización” (4) ; el otro en el número de agosto de 2011 del semanario “La démondialisation et ses ennemis” 

Detrás de una palabra, una orientación estratégica
Contrariamente a lo que afirman los dirigentes de Attac, altermundialismo y desmundialización no son conceptos antagónicos, sino que pertenecen a la misma familia. En el primer caso se trata de un haz de reivindicaciones y de diferentes propuestas (debido a la heterogeneidad de los protagonistas) y cuyo principal denominador común, como si puede reconstituir desde afuera es el imperativo del acceso universal a los derechos (5)

La desmundialización es una orientación estratégica que tiende tanto mediante acciones políticas (elecciones, instituciones y gobiernos) como ciudadanas (luchas de los movimientos sociales especialmente) a recuperar concretamente la esfera económica y financiera que las instancias políticas les ha entregado deliberadamente y que son la causa de la actual crisis sistémica del capitalismo. Sin esa orientación prácticamente ninguna de las propuestas altermundistas tiene posibilidades de lograr éxito. 

El objetivo de la desmundialización puede formularse muy simplemente, pero de otro modo sería difícil de alcanzar: tender a que el entorno de la toma de decisiones democráticas coincida lo más posible con la capacidad de regular los flujos económicos y financieros. Lo que plantea el tema de la instancia del espacio nacional. 

Lo nacional: una palanca y no un “repliegue”
Aunque sea necesario establecer objetivos convergentes para las movilizaciones sociales a escala regional (europea en el caso de los europeos) y mundial, ese escenario por ahora solo es nacional. Es necesario disponer de todas las potencialidades aprovechando las fallas y las debilidades del adversario. Y eso sin dejarse impresionar por las denuncias de “unilateralismo” trivial de una parte de la extrema izquierda y del movimiento altermundialista y que remite todo cambio en Francia a las calendas europeas o mundiales, es decir a un futuro que se sabe que no llegará. Después de todo el 29 de mayo de 2005, los ciudadanos franceses no esperaron para votar “no” a que lo hicieran los demás. 

Todas las experiencias de rupturas concretadas en estos últimos años han demostrado que no es en los niveles mundiales o regionales, sino a nivel nacional, como ha sido posible alcanzar algunos cambios y aún lograr algunas victorias. Ya sea por el accionar de los gobiernos apoyados por los movimientos sociales (como en América latina) o por la presión sobre los Estados de los movimientos populares capaces de movilizar a los pueblos (como en el mundo árabe). 

Los tres motores de la mundialización liberal, promovidos igualmente por los tratados europeos como estatuto de “libertades fundamentales” son la libertad de circulación de capitales, la libre inversión y el libre comercio de bienes y de mercancías. Y esto no solamente en la UE sino también entre la UE y el resto del mundo. Esos son los tres motores que es necesario atrapar y someter al control democrático. 

El neoliberalismo ha definido el territorio de sus intervenciones: todo el planeta, sin fronteras de ningún tipo. Lo importante es saber si para combatirlo debemos ubicarnos en el mismo terreno o si es necesario elegir otros y en lugar de una guerra de trincheras a nivel mundial, desarrollar una guerra en movimiento, como una guerrilla en los primeros escalones. Todo depende de la relación de fuerzas. 

Precisamente para ganar ventaja se crearon las organizaciones multilaterales como el Banco Mundial, el FMI, la OMC, la OCDE, así como las demás instituciones Europeas y sin olvidar al G-7,G-8 o G-20. Saben que no tienen estrictamente nada que temer de una eventual confrontación con sus adversarios en ese nivel. Pueden hasta darse el lujo de “dialogar” públicamente con ellos como lo hicieron algunos de sus miembros en oportunidad de la teleconferencia debate “Porto alegre contra Davos” que se organizara en el primer Foro social mundial de 2001 y en la que participó personalmente el megaespeculador George Soros.
En cambio los “habitués” de Davos no se arriesgarían a algo similar a nivel “regional” por ejemplo, europeo, ¿sería imaginable un diálogo televisado entre Carlos Ghosn y el comité de la empresa europea Renault? Y menos aún a nivel nacional, es decir allí donde la capacidad militante puede ser realmente movilizada (6) Las fuerzas del capital comprendieron perfectamente que una compulsa social en un Foro mundial perdería rápidamente su fuerza a medida que se fuera alejando de su “epicentro” para haber desaparecido prácticamente al llegar al nivel nacional. 

La experiencia nos enseña inversamente que las luchas sociales y políticas en un determinado país pueden producir contagio en otros y así regionalizarse e internacionalizarse. Es lo que han demotrado las sublevaciones árabes, partiendo de la situación tunecina y las manifestaciones en masa contra las desigualdades en Israel directamente inspiradas en los indignados de la Puerta del Sol -y la rueda se cierra- réplica de las ocupaciones de las plazas públicas en Túnez y el Cairo… 

Lo “nacional” no es de ningún modo un sustituto de lo “internacional” o de lo “europeo”. Lejos de constituir un “repliegue” es por el contrario una condición previa de una estrategia del débil contra el fuerte. No se comprende que tales evidencias avaladas por los hechos, escapen a la comprensión de los “anti-desmundializacion” que plantea la izquierda crítica, especialmente en una parte del altermundialismo- 

La desmundialización no es un concepto rígido, sino dinámico, y se puede traducir en una serie de medidas políticas prácticas, tales como, entre otras, las propuestas de los autores anteriormente citados (7) y que no se limitan a la necesidad de un proteccionismo europeo. Su “combustible” es la exigencia democrática de recuperar la soberanía popular en el espacio en que pueda ejercerse realmente para regular los flujos económicos y financieros. 

En teoría son posibles dos soluciones extremas: o bien “renacionalizar” los flujos para que respondan a una voluntad política nacional expresada a través del sufragio universal –cuando existe– o ampliar a todo el planeta el espacio público democrático con objeto de realizar un control efectivo sobre los ya mundializados. Se ve que ninguna de estas dos posiciones es íntegramente sustentable. Por un lado, existen efectivamente una cantidad de dominios –no solo el de la lucha contra el cambio climático– que por naturaleza exceden los límites fronterizos y por el otro un gobierno mundial con todas las competencias de un ejecutivo nacional del presente que no resulta previsible en un tiempo histórico demasiado próximo. Se trata por lo tanto de jugar dentro del marco de las soluciones extremas e intermedias. 

Las soluciones intermedias pueden adoptar dos formas. Se puede construir lo internacional a partir de los Estados constituidos, es decir ir poniendo gradualmente en común fragmentos de soberanías nacionales que formen parte de temas libremente delegados y decididos, limitados, controlados, y revocables en condiciones previamente acordadas. 

El otro término alternativo, consiste en hacer evolucionar a los cuadros estatales para incluir mayores conjuntos de soberanía popular. Es necesario no confundir esta idea con la de los agrupamientos regionales basados en el libre comercio y la “competencia libre y no falseada”. Lo que hace la diferencia es la existencia o no de mecanismos de regulación política con bases democráticas que hagan contrapeso al mercado. 

La Unión europea (UE), que teóricamente habría podido entrar en esta categoría, al contrario es un agente activo de de la mundialización neoliberal, una verdadera máquina de liberalizar. Por lo tanto un terreno muy extenso para una contraofensiva desmundializadora. 

Una “Grenelle”(8)   de la UE para hacer saltar el cerrojo europeo
En la medida en que las decisiones europeas sobresalen y enmarcan todas las demás y que el 57% de los textos que nos gobiernan no son más que actos legislativos decididos por instancias de la Unión, la cuestión europea se sitúa en primera línea en todo proceso de desmundialización.
En la perspectiva de las próximas elecciones presidenciales y legislativas francesas, el ciudadano debe saber que márgenes de acción se darán tal o cual partido para poner en marcha un verdadero programa de transformación social, incompatible por lo tanto con el tratado de Lisboa. 

En el caso de que las instituciones europeas establezcan un cerrojo, ¿estarán o no dispuestas a tomar decisiones unilaterales de ruptura (9) o por lo menos a amenazar con tomarlas en plazos próximos y previamente anunciados con el objeto de obligar a una negociación? La reacción que habría de esperar de la Comisión y de la Corte de Justicia y de la mayor parte de los dirigentes europeos podría ser rápidamente contrarrestada y aún ir más allá mediante la vinculación de numerosos movimientos sociales de otros países que presionarían a la vez sobre sus gobiernos. 

Lo que convierte a la UE en agente activo de la mundialización liberal debería ponerse sobre el tapete: libertad de circulación de capitales; libre comercio; pertenencia a la zona euro, planes de “rescate”; poderes de la Comisión y de la Corte de Justicia de Luxemburgo; estatuto del Banco Central europeo; dumping social, fiscal y ecológico: primacía de la competencia, etc. Para tratar de concretar una especie de “Grenelle” (versión 1968) a nivel europeo. 

Se objetará no sin razón que eso haría entrar a la UE en una zona de turbulencias sin precedentes y que los resultados no estarían garantizados de antemano. Lo que por el contrario puede garantizarse con anticipación es que si la trayectoria de la construcción europea no da un giro de 180 grados la austeridad será perpetua, así como la explosión de las desigualdades y de la precariedad, el desguace del tejido social, el empuje de la extrema derecha y la xenofobia. 

Los liberales no son sensibles a este tema, ya han hecho su elección y su única obsesión es el temor a mayores turbulencias sociales. Por pusilanimidad, por confusión mental entre nación y nacionalismo y por europeísmo beato, la mayor parte de la izquierda socialdemócrata y una parte de la izquierda crítica parecen partidarias de hacer lo mismo, pero por defecto. Están liberando de este modo un amplio espacio para las fuerzas que rechazan verse atrapadas en la trampa de una alternancia posible. 

(Este texto fue redactado sobre la base de intervenciones, artículos y obras anteriores. En especial mi conclusión en Manière de voir nº 32, noviembre de 1866); una comunicación al coloquio M’PEP “ Qué hacer con la Unión europea” de junio de 2011 y un artículo publicado en Politis del 7 de julio 2011)

NOTAS
[5] Leer sobre este tema un obra muy documentada de Gustave Massiah, Une stratégie altermondialiste, La Découverte, Paris, 2011.
[6] Paradójicamente, el altermundismo se fortalece defendiendo este planteamiento. Existe una presencia “supranacional” muy importante, en parte gracias a los medios. Su presencia en Europa (al margen de la red Attac Europa), es marginal como lo atestigua la declinación de los Foros sociales europeos y el hecho de que los movimientos de los indignados se desarrollan al margen de él. Y no hablemos del nivel nacional: sobre el total francés, en enero de 2008, a lo sumo entre 3.000 y 4.000 personas participaron en la Jornada mundial de movilización y de acción convocada por el Consejo Internacional del FSM. El año anterior José Bové, figura emblemática del movimiento alter, había logrado el 1,32% de los votos en la elección presidencial…
[7] En lo inmediato y esperando una futura síntesis crítica de las diferentes propuestas remitimos al lector a los textos de esos autores como también al libro de Jeann-Luc melenchon “Qu’ils s’en aillent tous”. El candidato del Frente de Izquierda en las elecciones presidenciales no emplea la palabra “desmundialización” pero ciertamente sus propuestas se inscriben en esta misma lógica.
[8] Grenelle (N. de T.) Los acuerdos de Grenelle se negociaron en plena crisis de mayo de 1968 entre el gobierno de Pompidou, los sindicatos y las organizaciones patronales. Sin embargo nunca se firmaron y se referían esencialmente a un aumento del 35% en los salarios mínimos interprofesionales y la creación de sindicatos de empresa.
(9) Invocando particularmente el “compromiso de Luxemburgo” de enero de 1966 impuesto por el General De Gaulle a sus socios de los Seis de esa época llamado también la política de la “silla vacía”, recordamos los dominios comunitarios regidos por el procedimiento de mayoría calificada (tal el caso del mercado interno, liberalizaciones de todo tipo en consecuencia) como regla de unanimidad. Lo que significa el derecho a veto. 

Bernard Cassen es Secretario General de “Mémoire des luttes” y presidente honorario de Attac 
Traducido para Rebelión por Susana Merino
Fuente: http://blogs.mediapart.fr/blog/netmamou/240811/l-heure-de-la-demondialisation-est-venue-par-bernard-cassen

Nota del editor, cuando el autor se refiere a miembros de Attac o de su Consejo Científico se re refiere a Attac Francia

lunes, 19 de septiembre de 2011

Política maniatada

La intensidad de la crisis financiera en Europa y Estados Unidos no esconde la fuerza de la disputa política que se ha desatado. En medio de la crisis se está definiendo un conflicto político clave para las sociedades que se entienden a sí mismas como democráticas.
Vaya que se está haciendo política. Aunque se considere que hay falta de liderazgo o hasta una cierta parálisis entre los gobernantes y los parlamentos de aquellos países, lo cierto es que la contienda abarca una redefinición profunda de la organización social. No hacer es una forma también efectiva de alcanzar los objetivos que se han fijado.

El proceso no es nuevo. Luego de 30 años de las llamadas políticas conservadoras asociadas con los gobiernos de Thatcher y Reagan, esta crisis económica es la mayor desde 1929. Con una exacerbada globalización y una larga serie de tropiezos financieros de por medio, hoy se tiende a radicalizar tal concepción de lo social y de un modelo de hacer política.

Durante muchos meses ha primado la situación de la deuda pública de algunos países de la Unión Europea: Islandia, Grecia, Irlanda, Portugal y hasta Italia y España. El mismo asunto llevó a un duro enfrentamiento político en Washington sobre el límite legal del endeudamiento.

La extensión del conflicto se centra hoy principalmente en Grecia. Se posponen las medidas efectivas para que el gobierno cumpla con los pagos de la deuda, está ahorcado. Esto podría parecer un caso de embotamiento institucional en la Europa del euro, pero de lo que se hace es: política.

El signo de tal política se describe en general como conservador y, sin embargo, puede ser una vuelta de tuerca bastante más grande que sólo preservar su carácter. Así, se ha puesto a los partidos de izquierda y derecha en un mismo plano, con distinciones poco claras.

El caso de España es bastante notorio. Esta crisis arrasó con el gobierno socialista, mientras los Populares acopian poder casi sin hacer nada y proponer menos.

Una expresión de cómo se ha arrinconado a la política ante las condiciones de la crisis es la reforma pactada a la Constitución a fines de agosto pasado, bajo el principio de la estabilidad presupuestal.

El artículo 135, inciso 2 ahora dice así: El Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la Unión Europea para sus Estados miembros. Los partidos pactaron mediante un reglamento que el tope del déficit sea como máximo de 0.4 por ciento en 2012.

Esto ilustra bien el estado de las cosas reinante. La política se autodestruye imponiéndose una camisa de fuerza. El Estado parece que se convertirá en un gestor de los ingresos y los gastos corrientes.

No hace mella en esta especie de claudicación que así no se genere ningún estímulo automático para que el sector privado gaste más, ya sea con inversión de las empresas o consumo de las familias. Si se espera que con esto los mercados queden satisfechos, no es así. Quieren más. Y necesitan del Estado irremediablemente.

Los estímulos que se persiguen son contradictorios. Los políticos quieren disminuir lo más posible el papel del Estado en la economía. Este es, ciertamente, un caso llamativo. Y se ilustra muy bien con los desplantes de los miembros del Tea Party en Estados Unidos, sumidos en una euforia enfermiza, plagada de los que los psicólogos llaman objetos fantásticos.

Del otro lado, las empresas quieren más demanda por sus productos para reanimar las ganancias. El Estado y mercado están confrontados sin solución de operatividad a la vista.

La política tal como se concibe en su márgenes ideológicamente más extremos –pero atractivos para muchos votantes–, está en una ruta que se hace incompatible con una reordenación que haga posible el funcionamiento mismo de los mercados. Así lo muestran las concepciones y las prácticas de la austeridad en boga.

No se trata pues de un asunto técnico relativo al estado del conocimiento de la economía que, aunque vapuleado por efectos de la crisis de 2008, no está inerme. El atorón está en cómo se concibe la política y cómo se administran las cosas públicas. La ruptura es de índole esencial.

La estabilidad sustentada en la austeridad permanente es una propuesta que atenta contra la capacidad de hacer política como actividad clave en una sociedad. No se puede renunciar a ella en aras de principios ideales de gestión.

Las acciones que hoy se emprenden y se consignan hasta en la Constitución se convierten, en efecto, en una restricción de las libertades. No sólo las políticas de corte socialdemócrata están cuestionadas sino la posibilidad de arreglos sociales mínimamente sostenibles.

En este entorno se ha creado una especie de trapecio financiero pero sin red de protección que sólo puede armarse con el aumento del nivel del producto, del empleo, los ingresos y la demanda efectiva. Ante esta disfuncionalidad se exigen cada vez mayores tasas de interés para compensar la caída de las ganancias. La preeminencia de lo financiero en la economía y la sociedad se expuso abiertamente con la crisis en 2008 y persiste. La respuesta no debe ser maniatar la política.

León Bendesky
La Jornada

sábado, 17 de septiembre de 2011

Especulación alimentaria. Vídeo

Especulación alimentaria / Food speculation
Fuente: Attac TV 
Produced by WEED (weed-oline.org)

Magnífica explicación sobre la causa de la especulación alimentaria, el aumento de los precios de los alimentos y como consecuencia, el aumento del hambre en el mundo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Cisis de la deuda. "Pekín ya no es un caballero blanco"

El anuncio por parte de Italia del desembolso masivo de capital chino para apoyar su economía nacional ha suscitado la esperanza de una intervención de Pekín para salvar al euro. No obstante, hay que protegerse de las falsas esperanzas, puesto que China es un inversor cauto y prudente, explica La Repubblica. 

¿Entrarán los chinos en el gigante público de la energía ENI o en la compañía eléctrica pública ENEL? ¿pueden adquirir una parte del conglomerado industrial Finmeccanica, o del puerto de Génova? ¿desembolsar capital en el banco Unicredit a cambio de su participación en las subastas de bonos del tesoro plurianuales, ocupando así el puesto de Muamar el Gadafi?

 Para comprender qué fundamento tienen las especulaciones en los distintos ámbitos – o si es la misma Italia quien alimenta estos rumores – es necesario desplegar el mapa de inversiones chinas en el mundo, las estrategias financieras de Pekín, y sus implicaciones con los intereses geopolíticos de la segunda economía mundial.

 Se están produciendo dos tipos de ajustes en la gestión del capital chino: la diversificación con respecto al dólar frente a otras monedas; y el desplazamiento de títulos públicos hacia paquetes de acciones en empresas industriales y, en la medida de lo posible, de relevancia estratégica para China. Estos ajustes son graduales y, en ningún momento, deben poner en riesgo la "estabilidad del sistema económico global".

La "SAFE", un coloso financiero

Quienes se afanan en interpretar los contactos Roma-Pekín como “un voto de confianza” del Gobierno chino en la solvencia italiana, se confunden, y mucho. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, también cayó en esa trampa al anunciar muy rápidamente que China iba a comprar grandes cantidades de deuda pública española, cuyo montante a la postre se podría considerar como más bien modesto. 

 En pleno desastre sistémico de 2008, Estados Unidos solicitó a los estrategas chinos que hiciesen de “caballeros blancos”, lo que desencadenó agrias polémicas en China, por la cordura de dichas operaciones. En el peor momento, cuando los índices bursátiles habían alcanzado sus mínimos históricos, los propios dirigentes políticos chinos acusaron a sus gestores de haber malgastado sus recursos nacionales para prestar auxilio de manera tan arriesgada como inútil a los bancos estadounidenses. Hoy el balance de estas operaciones resulta menos negativo, pero las cicatrices perduran y aconsejan prudencia a los responsables en Pekín. 

Los jugadores de esta partida son dos colosos financieros. En primer lugar, hay una “sede social”, el organismo de Estado que, como un verdadero ministerio, administra las reservas monetarias del banco central. Dichas reservas son el resultado de años de activos comerciales que China ha acumulado en el resto del mundo, y son los más ricos del planeta: 3,2 billones de dólares [2,3 billones de euros]. El acrónimo de la Comisión Estatal de Administración de Divisas – “SAFE” [State Administration of Foreign Exchange] por sus siglas en inglés, que significa en ese idioma “seguro” y también “caja fuerte” – es una síntesis eficaz de su filosofía en materia de inversiones.

Con la velocidad con la que los nuevos activos comerciales reflotan las reservas del banco central chino, ya que únicamente en el primer semestre de este año, la SAFE ha invertido 275.000 millones de dólares [200.000 millones de euros], lo que implica que, si quisiese, la SAFE podría comprar todos los títulos de deuda italianos que vencen antes de final de año. Lo cual no sería precisamente “safe” [seguro], por lo que el banco central chino sigue reinvirtiendo la mayoría de sus reservas en bonos del Tesoro estadounidenses.

Los rumores sobre un apoyo a España tuvieron impacto efímero

Respecto a la diversificación en curso del dólar hacia otras monedas, el banco central de Pekín favorece, para seguir estando “safe”, los bonos alemanes y los títulos de deuda japonesa, todos ellos considerados inversiones sólidas. Los reiterados anuncios de adquisiciones masivas por parte de China de bonos de los países mediterráneos se consideran todavía exagerados. En julio de 2010, los rumores sobre un apoyo a España tuvieron un impacto efímero sobre los mercados (SAFE había adquirido 500 millones en bonos a diez años, una inversión modesta). 

En octubre de 2010, el primer ministro chino, Wen Jiabao, visitó Atenas y allí también las expectativas de compras masivas de títulos griegos tuvieron una vida muy corta. La única compra real fue la entrada del gigante chino de la logística Cosco en la gestión del puerto de Atenas. Este episodio ilustra otra dimensión de la estrategia china, más agresiva y que tiene como protagonista a la China Investment Corporation (CIC, Corporación China de Inversión), el fondo soberano de Pekín. Todos sus recursos provienen de la misma fuente: las reservas monetarias del banco central.

Pero la CIC tiene más libertad de acción y funciones diversas, es la avanzadilla de la penetración de China en la economía global. Su estatus le atribuye una “orientación comercial y los objetivos puramente económico financieros”. La CIC es una sociedad que debe rendir cuentas a sus accionistas (el Gobierno de Pekín), y eso no excluye que pueda servir de caballo de Troya para sus objetivos estratégicos, como la adquisición de nuevas tecnologías, de know how en cuestión de gestión, la creación de puntas de iceberg sobre los mercados que prometen, o en las actividades en las que China todavía debe mejorar su competitividad.

Europa, relegada a la tercera posición en inversiones

Geográficamente, las inversiones directas siguen concentrándose en Estados Unidos, con un 42%, seguidas de Asia con un 30%, mientras Europa queda relegada a la tercera posición, con el 22%. Europa representa también un ejemplo de la diversificación de China hacia los activos industriales: sacando partido de la crisis de 2008, los chinos consiguieron que el fabricante de automóviles Ford les cediese el control de Volvo.

La próxima cumbre de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur), que se celebrará la próxima semana en Washington y donde se debatirán los posibles apoyos a la zona euro, es un signo de este cambio de era. Hoy en día son las potencias emergentes quienes disponen de capitales y a quienes hay que pedírselos. Guido Mantega, el ministro de Finanzas de Brasil, ha anunciado que la crisis de la zona euro está “a la orden del día”.

El mundo al revés. Brasil y Rusia que ayer eran sinónimo de “impago” están hoy, junto con China, en la lista de potenciales “caballeros blancos”, con tal de que quieran desempeñar ese papel y que las contrapartidas que les ofrecemos sean de su agrado.

Federico Rampini
La Repubblica