lunes, 4 de junio de 2012

De Río más 20 debe surgir agenda que garantice la sustentabilidad

La economía verde es uno de los temas centrales que se abordarán en la próxima conferencia internacional Río más 20, a dos décadas de la Cumbre de la Tierra, que se celebrará entre el 20 y 22 de este mes en Río de Janeiro. Para organizaciones ambientalistas el impulso a esta economía, que entre otras cosas incluye el pago por servicios ambientales y el mercado de carbono, no es la solución para la conservación ambiental.

Se prevé la asistencia a este encuentro de líderes mundiales, representantes gubernamentales, empresas privadas, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y otros grupos de la sociedad civil, mismos que esperan que de allí surja una agenda global que garantice la sostenibilidad ambiental y también la reducción de la pobreza.

La iniciativa de la economía verde, que se propone como una alternativa ante la actual crisis económica, es impulsada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Promete un escenario donde ambas partes ganan, porque se enfrentaría la crisis financiera-económica y climática con el redireccionamiento de las inversiones hacia el capital natural, además de invertir en nuevas tecnologías supuestamente limpias como el uso de la biomasa, y el mercado de carbono, señala el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales.

Destaca que en esa perspectiva los servicios ambientales y su comercialización son un verdadero pilar de la economía verde. Los defensores de la idea del comercio de servicios ambientales afirman que es una excelente alternativa para los pueblos del bosque porque los preservaría.

Sin embargo, este comercio de servicios ambientales no pretende modificar el modelo actual de producción y consumo, que está en la base de la crisis ambiental, incluso de la destrucción gradual de los bosques del mundo, y beneficia a una minoría de la humanidad. Busca, asimismo, la mercantilización de la naturaleza por la vía del comercio de servicios ambientales.

Entre otras cosas, detalla la organización, exige un control del territorio, una privatización, para que el dueño e incluso el comprador del servicio pueda controlar lo que se comercializa, con la garantía de que el servicio ambiental sea entregado según estipula el contrato; el servicio ambiental de bosques más comercializado hasta el momento es el carbono y tiende a ser un estímulo para la expansión de las plantaciones de monocultivos de árboles.

En una declaración de alerta a la sociedad civil rumbo a esta conferencia, Amigos de la Tierra Internacional y otras agrupaciones advierten que las instituciones e iniciativas de la ONU, como el Pacto Mundial, permiten cada vez más influencia de las empresas privadas en Naciones Unidas. “El lobby de los grupos empresariales en el seno de Naciones Unidas ha conseguido impedir la implementación de soluciones efectivas al cambio climático, la producción de alimentos, la pobreza, el agua o la deforestación.”

Las ONG exhortaron a los gobiernos a adoptar un régimen regulatorio sólido para las grandes empresas, que las obligue a presentar informes y a someterse a mecanismos de rendición de cuentas.

Angélica Enciso L.
La Jornada

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