domingo, 7 de octubre de 2012

Acaparamiento de tierras

Según la organización internacional Oxfam, en la última década se vendieron en todo el mundo terrenos con una superficie total ocho veces mayor que la del Reino Unido. En esta superficie se podrían cultivar alimentos para mil millones de personas; el mismo número de personas que cada noche se acuesta con hambre en todo el mundo.

Oxfam advierte en su nuevo informe, "Nuestra tierra, nuestras vidas", de que más de un 60% de las inversiones en tierras agrícolas que los inversores extranjeros realizaron entre el año 2000 y el año 2010 se llevaron a cabo en países en desarrollo con graves problemas de inseguridad alimentaria. Sin embargo, dos tercios de estos inversores prevén exportar todos los alimentos cultivados en dichas tierras. Casi el 60% de las tierras adquiridas en todo el mundo durante la pasada década han sido destinadas a la producción de cultivos a partir de los cuales se pueden obtener biocombustibles.

Con este nuevo informe, Oxfam pretende intensificar su campaña para acabar con el fenómeno del acaparamiento de tierras, que vulnera los derechos de las personas más pobres del mundo. Oxfam apoya el aumento de la inversión en agricultura, así como en las pequeñas familias agricultoras. Sin embargo, esta compra masiva de tierras sin precedentes no ha sido regulada o legislada de forma adecuada, de manera que sea posible evitar el acaparamiento de tierras. Esto significa que las personas que viven en la pobreza continúan siendo expulsadas de sus tierras, a menudo de forma violenta, sin haber sido consultadas o sin recibir compensación alguna. Muchas pierden sus hogares y se ven sumidas en la miseria, sin tener acceso a la tierra de la que dependen para comer y ganarse la vida.

En los países pobres, cada seis días se vende una superficie de terreno del tamaño de la ciudad de Londres a inversores extranjeros. En Liberia, en tan sólo cinco años, el 30% de la superficie del país ha sido objeto de transacciones de tierra. Oxfam calcula que las adquisiciones de tierra se triplicaron durante la crisis de los precios de los alimentos de 2008 y 2009, momento en que la tierra empezó a considerarse una inversión cada vez más  rentable. Con los precios de los alimentos de nuevo en máximos históricos es necesario adoptar medidas  urgentes para frenar una nueva ola de acaparamiento de tierras.

Oxfam considera que el Banco Mundial debe actuar ya y suspender de forma temporal las inversiones en tierras agrícolas para poder así revisar sus recomendaciones a los países en desarrollo, contribuir a establecer normas para los inversores e introducir políticas sólidas para frenar el acaparamiento de tierras. El Banco Mundial se encuentra en una posición única al ser tanto inversor en tierras como asesor de los países en desarrollo. Las inversiones en tierra del Banco Mundial han aumentado un 200% en la última década, mientras su brazo crediticio para el sector privado, la Corporación Financiera Internacional, ha establecido las normas que rigen la actividad de muchos inversores. Las propias investigaciones del Banco Mundial indican que los países en los que han tenido lugar las transacciones de tierra de mayor magnitud son aquellos en los que existe una protección débil de los derechos de las personas sobre la tierra. Y, desde el año 2008, comunidades que se han visto afectadas por proyectos de Banco Mundial han presentado 21 quejas formales en las que denuncian que sus derechos sobre la tierra han sido vulnerados.

Jeremy Hobbs, director ejecutivo de Oxfam, afirma: "El mundo se enfrenta a una ‘fiebre desenfrenada por la tierra’ que está dejando a las personas que viven en la pobreza a merced del hambre, la violencia y la amenaza de una vida sumidas en la miseria. El Banco Mundial se encuentra en una posición única para evitar que esto se convierta en uno de los mayores escándalos del siglo XXI"

"Estableciendo una suspensión temporal de las inversiones en tierra y reconsiderando su postura, el Banco Mundial puede dar ejemplo a todos los inversores y gobiernos, contribuyendo, así, a poner fin a las violaciones de los derechos humanos y a garantizar que los inversores realmente contribuyen a impulsar el desarrollo en algunas de las comunidades más pobres. Las inversiones deberían ser una buena noticia para los países en desarrollo, pero es fundamental que éstas sean verdaderamente beneficiosas y no resulten perjudiciales para las personas, ni las aboquen a una mayor pobreza, hambre o penurias económicas”.

Oxfam espera se produzcan avances encaminados a establecer esta suspensión durante la reunión anual del Banco Mundial, la primera desde que Jim Kin fuera nombrado nuevo presidente, que se celebrará en Tokio durante los próximos 12, 13 y 14 de octubre. Poner freno a sus inversiones a corto plazo proporcionará al Banco Mundial tiempo suficiente para poner en orden sus propios asuntos.
 
Oxfam espera que la suspensión de las inversiones en tierras por parte del Banco Mundial envíe un mensaje claro a los inversores de todo el mundo, para acabar con el acaparamiento de tierras y mejorar los estándares en relación a:

La transparencia: Debe garantizarse que la información sobre las transacciones de tierra sea de acceso público para las comunidades y gobiernos implicados.

La consulta y el consentimiento: Debe garantizarse que las comunidades son informadas previamente, de forma que puedan aceptar o rechazar los proyectos.

Los derechos sobre la tierra y la gobernanza: Es necesario reforzar los derechos de las personas sobre la tierra y los recursos naturales, especialmente los de las mujeres, a través de una mejor gobernanza de la tenencia de la tierra, tal y como establece el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial.

La seguridad alimentaria: Debe garantizarse que las inversiones no socaven la seguridad alimentaria en los ámbitos local y nacional.

Hobbs señala: "El Banco Mundial tiene el mandato de luchar contra a la pobreza en todo el mundo, y la responsabilidad de contribuir a frenar el acaparamiento de tierras. El Banco debe adoptar medidas urgentes para frenar la compra masiva de tierra, ya que lo más probable es que ésta tan sólo intensifique la competencia por los alimentos y los recursos naturales.  Asimismo, debe garantizar la protección de los derechos de las personas que viven en la pobreza".
 
Acaparamiento de tierras: Preguntas y respuestas, por Sol Ortega

La investigación de Oxfam demuestra que las grandes transacciones de tierra en los países pobres están haciendo que muchas personas se queden sin hogar y estén pasando hambre. Hay familias que se ven injustamente desalojadas de sus tierras, de modo que se quedan sin medios para cultivar alimentos o ganarse la vida. Los acaparamientos de tierra son un gran negocio para los inversores ricos, pero tienen un elevado coste para las personas que viven en la pobreza.

1. ¿En qué consiste el acaparamiento de tierras?

Las adquisiciones de tierras se convierten en acaparamiento de tierras cuando violan los derechos humanos, se llevan a cabo en secreto o cuando durante la operación de compra no se llevan a cabo consultas con las personas afectadas ni se recibe su consentimiento. Aquellos que acaparan tierras no tienen en cuenta el posible impacto social y medioambiental que conlleva dicha transacción.

2. ¿Cuál es el problema con los grandes acuerdos sobre tierras?, ¿acaso las inversiones no son algo bueno?


La inversión responsable es un elemento importante en la lucha contra la pobreza. Sin embargo, las grandes transacciones de tierra se están produciendo con tal celeridad y a una escala tan grande que las personas que viven en la pobreza son cada vez más vulnerables ante las injusticias y los acaparamientos de tierra.

3. ¿Qué suponen los acaparamientos para las personas que viven en dichas tierras?

Allí donde se producen acaparamientos de tierra, las comunidades pierden las tierras de las que dependen para cultivar sus alimentos y dar de comer a sus familias. Se les arrebatan sus hogares, trabajos y medios de vida, a veces de forma violenta, viéndose impotentes ante esa situación.


4. ¿Por qué hay una demanda tan elevada de tierras?

Los elevados precios de los alimentos y la demanda de nuevos combustibles son un factor importante de esta ecuación, ya que hacen que la tierra sea una inversión muy lucrativa. Esto, junto con el aumento continuo de la población y una demanda de alimentos cada vez más elevada, hace que las tierras parezcan una apuesta bastante segura para los inversores con más experiencia.

5. ¿Quién está implicado?

Desde Guatemala a Indonesia, de Liberia a Sudán, inversores de todos los tipos y tamaños están acaparando tierras. Gobiernos, exportadores de alimentos, tour operadores, especuladores de Wall Street… todos forman parte de una larga lista de actores involucrados.

6. Pero, si los inversores utilizaran la tierra para cultivar alimentos, ¿no iría todo mucho mejor a la larga?
 
Los países en vías de desarrollo necesitan urgentemente recibir inversiones, pero no inversiones que priven a las personas que viven en la pobreza del acceso a la tierra y a los recursos naturales. La mayor parte de los inversores en tierras tiene el propósito de exportar los alimentos que cultivan en dichas tierras a los países ricos, mientras que otros los utilizarán para cumplir con los elevados objetivos de biocombustibles en el mundo desarrollado. Todo esto hace que el problema del hambre se esté agravando enormemente.

7. ¿Hay alguna solución al problema?

Sí. El Banco Mundial no solo financia muchas de estas grandes operaciones de transacción de tierras, sino que tiene influencia sobre la forma en que se compran y venden dichas tierras. Es necesario que el Banco Mundial suspenda temporalmente sus grandes transacciones de tierras y que establezca normas justas que regulen este tipo de operaciones; normas que deberán seguir también el resto de inversores. Es necesario proteger los derechos de los más pobres y al mismo tiempo fomentar las inversiones positivas que contribuyan a luchar contra la pobreza.


Artistas internacionales advierten: la compra masiva de tierras está perjudicando a la gente más pobre, por  Sol Ortega

Escritores y artistas internacionales como Paul Theroux, Kamila Shamsie, Henning Mankell y Aminatta Forna, cantantes como Angelique Kidjo y Baaba Maal, el actor mexicano Gael García Bernal, la actriz de Sexo en Nueva York, Kristin Davis y el actor de la serie de televisión británica The Thick of It, Peter Capaldi,  se han unido a la campaña de Oxfam para detener el acaparamiento de tierras en los países en desarrollo. Todos ellos se han sumado a nuestro llamamiento al Banco Mundial para que lidere esta lucha, suspendiendo de forma temporal sus inversiones en tierras, para disponer, así, del tiempo necesario para establecer controles más exhaustivos y garantizar que no se perjudica a las personas que viven en la pobreza.

Durante la pasada década, una superficie del tamaño de la ciudad de Londres cambiaba de manos cada seis días debido a la competencia sin precedentes desatada entre los inversores extranjeros por la compra de tierras. Sin embargo, una legislación demasiado laxa no ha conseguido proteger los derechos y las necesidades de las personas que viven en las tierras afectadas, quienes a menudo son expulsadas, a veces de forma violenta, sin haber sido consultadas o sin recibir compensación alguna por los daños. Así, como consecuencia del acaparamiento de tierras, muchas personas vulnerables se ven obligadas a abandonar sus hogares y sumidas en la miseria, sin tierras que cultivar para alimentarse o ganarse la vida.

Angelique Kidjo, embajadora internacional de Oxfam, señala: “Es fundamental hacer frente a este problema. Las inversiones en tierras deberían beneficiar a las comunidades, no dejar personas hambrientas y sin hogar".

La tierra vendida en la última decada podría alimentar a mil millones de personas

La pasada década, se realizaron en todo el mundo transacciones de tierra con una superficie total ocho veces mayor que la de Reino Unido. En esta superficie de terreno se podría producir comida suficiente para alimentar a más de mil millones de personas cada año; el mismo numero de personas que cada noche se acuesta con hambre.

En una carta abierta al Banco Mundial, escritores y artistas de todo el mundo afirman:

"Ya conocemos la fiebre del oro o la fiebre del petróleo. Ahora nos enfrentamos a una nueva “fiebre” por la tierra; un escándalo oculto del siglo XXI que debemos detener. En África, en una década, los inversores extranjeros han adquirido terrenos para la agricultura cuya superficie total es igual al tamaño de Kenia. En Liberia, en tan sólo cinco años, el 30% de la superficie del país ha sido objeto de transacciones de tierra. Con los precios de los alimentos de nuevo en niveles máximos y los inversores en busca de lograr más beneficios, podría desatarse una nueva ola de acaparamiento de tierras. Es necesario establecer medidas de protección. Rápido".

El aumento de los precios de los alimentos y de la demanda de tierra agrícola, así como los esfuerzos realizados para cumplir con los objetivos de biocombustibles (que convierten los cultivos destinados a la alimentación en carburantes), son algunos de los factores responsables de esta "fiebre" por la tierra.

El Banco Mundial debe suspender sus propias inversiones en tierras a gran escala

Oxfam hace un llamamiento al Banco Mundial para que contribuya a evitar el acaparamiento de tierras, suspendiendo de forma temporal sus propias inversiones en tierras a gran escala. El Banco Mundial tiene el mandato de luchar contra la pobreza en todo el mundo y se encuentra, además, en una posición única para liderar la lucha contra el acaparamiento de tierras, ya que el Banco no sólo realiza sus propias inversiones en tierras, sino que además asesora a los países en desarrollo sobre esta cuestión. Poner freno a sus inversiones a corto plazo proporcionará al Banco Mundial tiempo suficiente para poner en orden sus propios asuntos, establecer normas para los inversores e introducir políticas más sólidas para frenar el acaparamiento de tierras.
 
Elena Cornellana
El Mercurio Digital

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